Jordi Greenham: ¿Qué esperar de las criptomonedas en 2021?

Las criptomonedas, al igual que la Inteligencía Artificial están ganando terreno, no solo crece su fama, sino su valor. Altas y bajas en contraste con la búsqueda de estabilidad. Nuevos protagonistas, regulaciones, ¿qué es lo que podemos esperar? Te presentamos tres estimaciones sobre el futuro de las criptomonedas en 2021.

El 2020 ha terminado. Por su parte, el 2021 está siendo testigo de todos los cambios que dejó el año pasado, no solo la pandemia. Quizá uno de los más notables sea cómo determinados aspectos de la vida transitaron del mundo físico a las plataformas digitales. 

A estas alturas, pocos desconocen el término Bitcoin. Sin embargo, pese a la gran fama de la primer criptomoneda, algunos elementos técnicos aún son vistos con desconfianza. Mientras para algunos representa una alternativa justa, segura y atractiva de intercambio, para otros, un medio digital supone la total pérdida de control. Probablemente, la mayor coincidencia entre ambos sea considerar a los bloques de datos independientes y descentralizados como una forma segura de registrar movimientos de capital, ya que son materialmente imposibles de intervenir. 

Por supuesto, la discusión no está cerrada. Predecir el futuro es imposible. Sin embargo, el aprendizaje reciente nos permite tener una idea de lo que podemos esperar de este prometedor año, al menos, en lo que respecta a estas monedas.

Regulaciones

La especulación es una actividad que implica enormes riesgos, y aunque hablar de normativas no es algo nuevo, los acontecimientos recientes protagonizados por el hedge fund de Melvin Capital e inversores organizados gracias a Reddit, sugiere, por parte de las instituciones, la urgencia por crear determinadas regulaciones y reforzar otras. Las intenciones son claras. Si bien el usuario común se ha beneficiado de la descentralización propia de este sistema monetario, así como la seguridad ofrecida por la tecnología blockchain, el anonimato implícito en las carteras digitales no parece encantar a todos, mucho menos a gobiernos o bancos. Ya el propio gobierno norteamericano ha buscado formas de generar impuestos a partir del Bitcoin. Por otro lado, el insider trading, buy back, burbujas y otras prácticas consideradas bastante cuestionables pueden ser mucho más fáciles de realizar en este contexto.

En busca de stablecoin

A diferencia del dinero fiat –quiere decir dinero por decreto, se refiere al dinero que hacen los bancos.–, el Bitcoin tienen un límite de unidades en existencia, lo que en teoría se traduce como un escudo contra la inflación. Sin embargo, como ya hemos visto, ni siquiera las dos criptos más célebres están exentas de volatilidad. Lo dicho no parece detener a gran número de inversionistas, quienes, todo lo contrario, buscan formas de dar seguridad a sus decisiones. 

Nos referimos a las stablecoins, criptos que se encuentran respaldadas por monedas, como el dólar, o bienes materiales, como el oro. También existen aquellas reguladas gracias a modelos algorítmicos. La estabilidad no es poca cosa, e incluso parece ser lo suficiente atractiva para que más entren al ruedo. Una prueba es Visa, que a partir de 2019 ha buscado asociaciones que permitan tarjetas de débito de criptomonedas, incluso, en el último reporte de ganancias, el CEO Al Kelly reafirmó el interés en los criptopagos y quienes permiten el intercambio entre fiat y cripto, o en sus palabras, “ser capaz de aprovechar cualquier cripto que surja como fuerza dominante de pagos”. 

Sin duda, será un activo dominante en el futuro próximo. No es casualidad que Grayscale haya anunciado la incorporación de seis nuevos fideicomisos

Los grandes se suman

¿Qué sucede si continua en alza el uso de criptomonedas? Como cualquier sistema monetario, este adquiere valor gracias al consenso; eso quiere decir que su valor crece a la vez que su popularidad. De ahí el hincapié en generar estabilidad, pero más aún, la necesidad de que empresas, además de bancos, lo integren a su funcionamiento. En otras palabras, su uso está lejos de disminuir.

La cuestión, como bien señala Sean Stein, está en el tiempo, ¿qué nación será la primera en lanzar su propia criptomoneda?

Jordi Greenham

Related Posts