Ahora agrega la ‘inflación de propinas’ a los precios gentrificados

Una simple visita a una cafetería se transforma en una reflexión sobre cómo las pantallas de pago están redefiniendo la cultura de las propinas.
Los avisos de propina de Panera son ligeramente mejores porque puedes elegir una cantidad en dólares, y hay una indicación de que tu propina "puede" ser distribuida a los empleados con derecho a recibirla
Los avisos de propina de Panera son ligeramente mejores porque puedes elegir una cantidad en dólares, y hay una indicación de que tu propina “puede” ser distribuida a los empleados con derecho a recibirla

Las pantallas de pago en cafeterías, tiendas y aplicaciones de entrega están cambiando la forma en que los consumidores interactúan con la cultura de las propinas, presionándolos a dar más de lo habitual.

Este fenómeno, conocido como “inflación de propinas”, está siendo impulsado por la tecnología y está afectando las normas sociales y económicas, generando ansiedad y cuestionamientos sobre la voluntariedad de dar propinas.

La evolución tecnológica ha reformado significativamente la cultura de las propinas, integrando sistemas digitales que facilitan y a veces presionan a los consumidores a dar propinas más altas de lo usual. Antes, calcular y dar propinas era un acto más deliberado, involucrando efectivo y una elección personal; ahora, con un simple toque en una pantalla, se sugiere automáticamente una propina. Este avance tecnológico ha llevado a un aumento en las expectativas de propina, donde la norma social parece exigir propinas más generosas en una variedad más amplia de servicios.

En la Ciudad de México, por ejemplo, al comprar un café con leche que ahora cuesta alrededor de 80 pesos. Hoy por la mañana en un cafe de Polanco, la mantequilla para el pan la cobran en $45 pesos adicionales…. — por mantequilla.

Las pantallas de pago preguntan automáticamente cuánto quiere uno dar de propina, sugiriendo porcentajes como 20% o 25%. Estas pantallas de pago impactan significativamente en la percepción y la práctica de dar propinas. Lo que antes era una recompensa por un buen servicio se está convirtiendo en una expectativa casi automática, independientemente de la calidad del servicio recibido.

Esta nueva dinámica genera ansiedad social y presión financiera, especialmente en situaciones donde uno se siente observado al elegir la opción de propina en una pantalla. La ansiedad se intensifica cuando se está en una fila, bajo la mirada de otros clientes o del personal, impulsando a muchos a seleccionar opciones de propina más altas para evitar sentirse tacaños. Además, esta presión financiera adicional puede ser significativa para algunos consumidores, especialmente en un contexto económico desafiante.

El debate sobre la voluntariedad y equidad en la práctica de dar propinas se ha vuelto más relevante en este escenario tecnológico. La cuestión central es si la propina debe seguir siendo una recompensa voluntaria por un buen servicio o si se está convirtiendo en una carga financiera casi obligatoria. Este debate es crucial para entender cómo las normas sociales y económicas están cambiando en respuesta a las innovaciones tecnológicas y cómo estas afectan la relación entre consumidores y trabajadores de servicios.

La ‘inflación de propinas’ impulsada por la tecnología no solo afecta a los consumidores y trabajadores de servicios, sino que también tiene implicaciones más amplias para la sociedad. Refleja un cambio en las normas sociales y económicas, aumentando la presión financiera sobre los consumidores y planteando preguntas sobre la equidad y la voluntariedad de las propinas.

Este fenómeno resalta la necesidad de un debate más amplio sobre las prácticas de propinas y sus efectos en la dinámica económica y social.


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